Porción de la Torá: Nitzavim (De pie) y Vayelej (Y él se fue)
Lectura de la Torá: Nizavim – Deuteronomio 29:9-30:20
Vayelech – Deuteronomio 31:1-30
Lectura profética: Nitzavim – Isaías 61:10-63:9
Vayelej – Oseas 14:2-10, Joel 2:11-27, Miqueas 7:18-20
Esta semana hay una lectura doble de la porción de la Torá y Baruch ha seleccionado una de las porciones para sus comentarios.
“La provisión de HaShem a la obediencia de Su voluntad”
Esta lectura de la Torá siempre precede a la festividad de Rosh HaShannah. Aunque el nombre bíblico de la festividad es “día del sonido” o “memorial del sonido”, los sabios de antaño le dieron un nuevo nombre a la festividad para enfatizar lo que el sonido del Shofar recuerda al oyente, es decir, la provisión de HaShem. Porque es a través de esta provisión que Su pueblo puede tener la victoria. Aunque hay muchos aspectos de la victoria, uno es obedecer la palabra de Di-s. Al final del parashá de esta semana, Moisés escribe:
“Este mandamiento que os mando hoy no es demasiado maravilloso para vosotros ni demasiado lejos de vosotros. ¿No está en los cielos diciendo quién subirá por nosotros hacia los cielos y lo tomará por nosotros para que lo oigamos y lo hagamos? ¿Ni está al otro lado de la mar diciendo quién cruzará por nosotros al otro lado y lo llevará por nosotros para que lo oigamos y lo hagamos? Porque está muy cerca de vosotros esta palabra en vuestra boca y en vuestro corazón para cumplirla”. Deuteronomio 30:11-14
Si bien la Torá está disponible para la humanidad, eso no significa que uno sea capaz de cumplir la palabra de Di-s en su condición natural. Más bien es necesario cambiar. Es precisamente la provisión de Di-s del Mesías primero y luego del Espíritu Santo lo que permite al creyente obedecer la voluntad de HaShem. No es una coincidencia que el Shofar se escuchara no sólo en la entrega de la Torá, sino también en la entrega del Espíritu Santo; y también sonará el Shofar cuando el Mesías venga a recoger a los creyentes vivos y muertos y proporcionarles un cuerpo nuevo que les permitirá manifestar su victoria sobre la muerte y el pecado.