¡Shabbat Shalom! Parashá Noaj

En el escrito profético de esta semana, se observa una transformación. De la misma manera que en el parashá hay un nuevo comienzo después del diluvio, el parashá habla de un nuevo comienzo, es decir, el establecimiento del Reino de Di-s. El punto que debe enfatizarse es cómo se enfatiza la tierra y el pueblo de Israel. Isaías habla de un cambio drástico que ocurrirá en Israel. Tras un largo período de exilio y relativa insignificancia, Israel regresará como el centro del plan de Di-s. Durante este tiempo de exilio, Israel estaba, por supuesto, triste y abatido. Pero ahora, el profeta dice: «Cantad, prorrumpid en cánticos de alegría y cantad con júbilo…» (Isaías 54:1). Isaías usa la imagen de una mujer estéril que se lamenta por no tener hijos, solo para alegrarse porque, al final, sus hijos son más numerosos que las mujeres fértiles. ¿Qué provocó esta transformación? Fue la fidelidad de Di-s al mantener el pacto con su pueblo.

Este escrito profético es solo uno de los muchos ejemplos bíblicos de cómo en los últimos días Israel no se convertirá en una nación más pequeña (geográficamente), sino que Di-s ordena: “ensancha el sitio de tu tienda, extiende las cortinas de tu morada…” (Isaías 54:2). Isaías usa el mismo lenguaje que Moisés usó cuando Di-s le habló a Jacob durante la visión de la escalera: “Irrumpe hacia el sur y hacia el norte, porque tu descendencia heredará las naciones y repoblarán las ciudades desoladas” (Isaías 54:3). No creo que sea casualidad que casi todas las naciones, junto con las Naciones Unidas, se opongan vehementemente al movimiento de asentamiento de Israel. Este es un ejemplo perfecto de cómo los caminos de Di-s no son los caminos del hombre. Esta sección de Isaías habla de un mandato bíblico: es necesario que las antiguas ciudades de Israel sean repobladas y habitadas antes del establecimiento del Reino de Di-s. Por lo tanto, no es sorprendente que los políticos del mundo se opongan firmemente a que estas ciudades se restablezcan y se poblen con individuos judíos.

Esta oposición es similar a la infidelidad que caracterizó a la gente del mundo durante la época de Noé. Muchos podrían pensar que esto es una simplificación excesiva, pero lo que voy a compartirles es el mensaje principal por el cual los sabios vinculan este pasaje de Isaías con el relato de Noé y el diluvio. Quienes se opongan a los propósitos de Di-s con Israel en los últimos días serán barridos por un diluvio de su ira, y Di-s establecerá su Reino con quienes respondieron a su plan con la fe de Noé. Esta es la declaración que quiero que escuchen de mí en este blog: El mismo Espíritu que ofrece y capacita para aceptar el Evangelio de Yeshúa traerá el cumplimiento de los propósitos de Di-s con Israel. Es incomprensible que un creyente no vea las innumerables veces que se enfatiza a Israel en las Escrituras en relación con los últimos días y el plan final de Di-s.

Obviamente, uno no se salva por una buena teología con respecto a Israel, sino por aceptar el plan de salvación de Di-s, que se centra en la muerte, sepultura y resurrección de Yeshúa. Es decir, su muerte sacrificial por el pecado del hombre y su resurrección, que atestiguan la victoria de la gracia de Di-s mediante la fe. Sin embargo, ¿no parece extraño que el mismo Espíritu que trae la regeneración guarde tanto silencio respecto al énfasis del ministerio de Yeshúa, es decir, el Reino? Mi punto es este: los creyentes son llamados repetidamente en las Escrituras a tener una mentalidad centrada en el Reino. ¿Cómo es posible que alguien tenga una mentalidad centrada en el Reino pero ignore una parte integral y una promesa de ese Reino?

¡Shabbat Shalom! Parashá Bereshit

¿De verdad crees que Dios creó los cielos y la tierra en seis días? Yo, ciertamente, lo creo. De hecho, negar esto es atacar la omnipotencia de Dios. Una vez leí un libro cuyo autor es un creyente profesante (¿Por qué el Universo es como es?, de Hugh Ross). Tiene un doctorado en ciencias y es un hombre verdaderamente brillante. Sin embargo, cree que el universo tiene miles de millones de años. Su visión está respaldada por las ciencias, ya que para que la materia se desarrollara y los sistemas solares evolucionaran como la ciencia revela que lo hacen, cuando se observa el cosmos en su estado actual, habrían sido necesarios aproximadamente 13.730 miles de millones de años (esta cifra se encuentra en el libro de Ross, página 44).

Con respecto a la vida humana, afirma:

Por eso creo que es bueno revisar a fondo lo que escribe el mundo científico. Hagan sus cálculos: 9.200 miles de millones más 4.570 miles de millones equivalen a 13.770 miles de millones de años, pero el Dr. Ross reveló que la Tierra tiene “solo” 13.730 miles de millones de años. Por lo tanto, la vida humana debería surgir en unos 0.040 miles de millones de años más. Supongo que tú, yo y los otros 6.000 millones de habitantes de la Tierra nos adelantamos a nuestro tiempo.

Este es el verdadero problema que tengo con quienes quieren atacar la autoridad de las Escrituras. Supongamos que el Dr. Ross tiene razón sobre el tiempo necesario para crear un universo capaz de albergar vida. Este sería el caso si Dios hubiera comenzado desde el principio y hubiera permitido que todo se desarrollara de forma natural. Esto no es lo que revela la Biblia.

En Génesis capítulo uno y versículo uno se afirma que HaShem creó los cielos y la tierra, es decir, el cosmos, y que este se encontraba en un estado de caos (vacío y sin forma). Las cosas no evolucionaron de forma natural, sino que surgieron según los mandatos de Dios: HaShem habló. El ejemplo clásico que se suele ofrecer para ilustrar este punto es Adán. Cuando apareció en el Jardín del Edén, no era un embrión que crecía de forma natural, sino que, según todos los relatos, era un hombre adulto. Si alguien le hubiera tomado una foto, diría que Adán debió haber estado en el Jardín al menos 20 años para alcanzar la madurez que mostró.

La cuestión es que cuando Dios creó el mundo, colocó las cosas en un estado que podría haber tomado más de 13 mil millones de años, pero el Señor Viviente no está sujeto a las leyes de la naturaleza. Simplemente habló, y lo que a la “naturaleza” le habría llevado unos 13 mil millones de años, Dios lo hizo en seis días y seis noches. Por cierto, si Dios hubiera querido, podría haberlo hecho todo en un nanosegundo. Los seis días que tomó tienen implicaciones teológicas y no se basan en ninguna necesidad divina de Dios.

Tenga paciencia con la ciencia, eventualmente confirmará la revelación de las Escrituras.

¡Shabbat Shalom! Parashá Ha’Azinu

Al igual que la lectura de la Torá, la Haftará contiene un cántico. En este cántico, escrito por el rey David, se recuerda la fidelidad de HaShem para defender a Su pueblo. En esta sección, David alaba a HaShem no solo ante sus hermanos, sino también ante las naciones.

Por tanto, yo te alabaré entre las naciones, oh Jehová, y cantaré a tu nombre.”

2 Samuel 22:50

Es importante prestar mucha atención a la palabra que casi todas las traducciones traducen como “entre”. Esta palabra se podría traducir mejor como “con”. La palabra “entre” puede transmitir la idea de “antes” o “delante de”. El contexto del versículo se presta mejor a traducirlo con la palabra “con”, lo que significa que David no solo alaba a Di-s como testimonio a las naciones, sino que, en realidad, las guía en la adoración.

Algunos eruditos señalan que, según el contexto, los enemigos son las naciones sobre las que HaShem ha dado la victoria. Esto parece muy razonable; sin embargo, la frase que aparece en los versículos 45 y 46, que se refiere a los enemigos de David, es diferente de la que aparece en el versículo 50. La mayoría de los traductores (no la Reina-Valera, naciones en RV60 y gentes en RV09) traducen esta frase como «extranjeros o extraños». No me gusta esta traducción porque implica que DI-s castiga a estas personas no solo por su desobediencia, sino también por su etnia, algo que sabemos que el Di-s de Israel no haría.

Lo más interesante es que la sección concluye con la frase:

Torre de abundante salvación es su Rey, y hace misericordia con su ungido, con David y con su descendencia para siempre.” 2 Samuel 22:51

Este versículo tiene connotaciones mesiánicas. Primero, habla del Rey (Mesías) como una Torre de abundante salvación. Traduje esta frase como “abundante salvación” cuando en hebreo solo aparece la palabra salvación. ¿Por qué agregar la palabra “abundante”? Lo hacemos porque la palabra “salvación” está en plural (saludes (salvaciones) en la RV09) en hebreo. Segundo, aunque la mayoría de las traducciones escriben “Él es una torre de salvación para su Rey”, lo cierto es que la palabra “para” no aparece en el texto, ni tampoco la frase “Él es”. Por lo tanto, es correcto traducir la oración “Una torre de abundante salvación es su Rey” en lugar de” … para su Rey”. (RV1909 lee, El que engrandece las saludes de su rey).

Finalmente, cuando se menciona a David, es importante recordar que con frecuencia el nombre David se refiere al “Hijo de David”, como en el Mesías. Esto ocurre porque David es el autor de la canción, y sería extraño que se dirigiera a sí mismo por su nombre. La frase “y a su descendencia para siempre” es obviamente mesiánica, ya que el término “descendencia” se relaciona con el Pacto Abrahámico. En este contexto, se refiere a los hijos de Abraham, quienes son los destinatarios de la bondad eterna del Di-s viviente.

Este cántico contiene muchas promesas que consuelan al creyente en tiempos difíciles y le recuerdan que al final venceremos y estaremos alabando a HaShem y a su Ungido.