Porción de la Torá: Metzorá (Lepra)
Lectura de la Torá: Levítico 14:1-15:33
Lectura Profética: 2 Reyes 7:3-20
Comentario de Baruch para esta semana.
Parashá Metzorá
“Un leproso tenía que presentarse ante el sacerdote y luego someterse a la decisión del sacerdote para ser curado”
Una vez más la enfermedad de la lepra juega el papel principal en la lectura de la Torá de esta semana. En el parashá de la semana pasada, se registra que los Kohanim debían inspeccionar la piel del infectado para ver si el brote era en realidad lepra o si se trataba de alguna otra dolencia. Asimismo, cuando uno veía que la lepra había partido, era requisito presentarse al sacerdote para recibir su declaración de que la persona había sido sanada, y sólo entonces el leproso podía iniciar el proceso de purificación para poder regresar a la sociedad. Yeshúa también les dijo a los diez leprosos que Él sanó que fueran y se mostraran a los sacerdotes (Lucas 17:14). ¿Por qué fue tan importante la declaración de los Kohanim?
La respuesta simple es que los Kohanim fueron entrenados para discernir la lepra de otras anomalías de la piel y no tendrían ningún incentivo para declarar curado a alguien que en realidad no estaba curado. Eran simplemente expertos imparciales que velarían por el bienestar de la comunidad. Sin embargo, hay una razón adicional. Hay que recordar que una de las causas subyacentes de la lepra era el orgullo. Por lo tanto, un leproso no estaba acostumbrado a someterse a otro y, de hecho, hacerlo iba en contra de su naturaleza orgullosa. La eliminación de los síntomas no significaba necesariamente que el leproso hubiera cambiado. Para ver si su orgullo también había desaparecido y si había aprendido a ser sumiso, tenía que ir a presentarse ante el Cohan y luego someterse a las decisiones del sacerdote.
En el relato sobre Yeshúa y los diez leprosos, es muy significativo que mientras los diez viajaban hacia los Kohanim, aquel, cuando vio que él también estaba sano, se detuvo y regresó a Yeshúa, alabando a Di-s. Este acto de gratitud es muy revelador. Por lo general, la lepra era una enfermedad larga, y por eso cada uno de estos hombres hubiera querido recibir la proclamación del sacerdote y comenzar de inmediato el proceso largo de purificación de una semana para completarlo y regresar a la sociedad, especialmente a su familia. El hecho de que este se detuviera y volviera a agradecer a Yeshúa, alabando a HaShem todo el tiempo, muestra un cambio significativo en este hombre.
Este Shabat, mientras estudiamos Parashat Metzorá, ¿por qué no pensar en las personas que te han bendecido e impactado en tu vida? También alaba a Yeshúa por ellos y llama a estas personas, o escríbeles una nota breve (no un correo electrónico) agradeciéndoles y expresándoles tus sentimientos.