Shabbat Shalom! Parashá Tzav

En la porción de la Torá de esta semana se continúa la discusión sobre las ofrendas. Se aprende que siempre hubo fuego sobre el altar.

Se hará fuego continuo para arder sobre el altar, no se apague”. Levítico 6:6

Cuando uno lee los primeros versículos del capítulo seis, encuentra que en tres ocasiones distintas el texto declara que el fuego debe permanecer encendido sobre el altar (ver versículos 2, 5 y 6). Rashi afirma que era con el fuego sobre el altar que encendían la Menorá (Ver Éxodo 27:20). Tanto en Levítico 6:6 como en Éxodo 27:20 aparece la misma palabra תמיד refiriéndose a un fuego “continuo”. Debido a que las ofrendas eran para HaShem, algunos eruditos han afirmado que el hecho de que el fuego no se extinguiera estaba relacionado con la naturaleza eterna de Di-s.

Aunque no estoy en desacuerdo con esto, creo que hay otra posible razón. En el versículo de nuestro parashá se lee la frase “será hecho arder”. En realidad, es una palabra en hebreo, תוקד. Esta palabra significa no sólo quemar, sino prender fuego. La palabra aparece tres veces en Isaías 10:16 y relaciona este tipo de fuego con la gloria del Señ-r. La intensidad de este incendio también se habla en Isaías 33:14 como un fuego que causa terror y miedo entre quienes lo ven. El lugar más frecuente donde aparece esta palabra es Daniel capítulo 3, pues allí aparece ocho veces (versículos 6, 11, 15, 17, 20, 21, 23 y 26). Cada uno de estos ocho sucesos se relaciona con el horno ardiendo ardientemente. La frase “ardiente ardientemente” es una palabra en Daniel y en realidad se deriva de la misma palabra en Levítico, aunque esta sección de Daniel en realidad está escrita en idioma arameo. El fuego fue tan fuerte que quemó a los hombres que arrojaron a Sadrac, Mesac y Abed-nego al horno. Una vez más se puede ver claramente que el fuego ardía con gran intensidad.

Con base en estos hechos, se puede afirmar que el fuego continuo que había sobre el altar era un fuego extraordinario. Ardía continuamente para demostrar que HaShem siempre estaba disponible para recibir ofrendas. La intensidad siempre mostró la voluntad de Di-s de perdonar al pecador y aceptarlo. El judaísmo enseñó que la forma en que HaShem recibió la ofrenda debe compararse a cómo recibió también al que hizo la ofrenda.

Es importante recordar que el perdón del pecado está disponible para el pecador. Este perdón llegó a través de la muerte de Yeshúa en la Cruz que ocurrió en la Pascua (la Fiesta de la Redención). De la misma manera que el fuego continuo ardiendo sobre el altar significaba el gran deseo de HaShem de recibir al pecador, así también la Cruz demuestra el amor continuo de Yeshúa por el pecador y su deseo de recibir a todos los que creen en Él.

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